Nate es como pocos protagonistas masculinos que me haya podido encontrar a lo largo de los años. Es un verdadero nerd, un hombre de ciencias, muy racional, directo, descuidado, espontáneo e inteligente. No le ha ido nunca demasiado bien en el amor, y busca una relación estable con miras al futuro. Así que decide probar suerte en la agencia de citas rápidas de Kate, Arilyn y Kennedy. Allí conocerá a esta última, Kennedy, quien será su orientadora personal en la agencia. Pero nada es tan sencillo como podría haber parecido en un primer momento. Kennedy verá en él un auténtico reto, él ve en ella todo lo que siempre ha deseado. ¿Cuál será su destino? Su destino, queridos, es maravilloso. Pero el durante, lo que sucede hasta llegar a ese punto, es increíble. Nos encontramos con unos protagonistas aparentemente muy distintos, pero al conocerlos por dentro e indagar en su interior, vemos que no es así. Son verdaderas almas afines, con muchísimos rasgos en común, y eso otorga, a la pareja que hacen, credibilidad y coherencia. Lo que suelo llamar dulce literario.
Y en definitiva, Buscando al amor perfecto es una delicia de lectura, terriblemente adictiva, romántica, tierna, sensual y divertida. La guinda del pastel la pone Nate, que es adorable, único, y lo más importante: aporta originalidad a un género repleto de machos alfas dominantes y soporíferos. Se trata de una novela de las que se empiezan y es imposible parar de leer (te tendrás que aguantar las ganas de ir al baño). Es, con diferencia, lo mejor que he leído en lo que va de año.