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Con Di mi nombre, el comienzo de esta trilogía de volúmenes autoconclusivos, no las tenía todas conmigo. Es decir, no llamaba demasiado mi atención. Ya fuese su portada (prefiero un millón de veces más la americana) o la publicidad que se le da a los libros de esta autora en España, algo me echaba para atrás. Pero ya veis, a veces el exterior es todo fachada y tenemos que pensar exclusivamente en lo de dentro. Y lo que de verdad importa, el interior, no se aleja demasiado de otros títulos de la autora. De hecho sigue el mismo patrón y si le cambiásemos el nombre a los protagonistas, quizá creyésemos que estamos leyendo el mismo libro por 4º o 5º vez. J. Kenner ha perdido originalidad, y se nota muchísimo. Por lo demás, Di mi nombre es otra historia más, entretenida, sensual, ágil y bonita.
La historia trata sobre segundas oportunidades en el amor, rasgo que me encanta y del que soy muy fan literariamente hablando. La visión de la historia nos la viene dada por la protagonista, Sylvia, una mujer emprendedora e independiente. Trabaja para Damien Stark y es muy amiga de la esposa de éste, Nikki, ambos protagonistas de la trilogía Stark. En un momento dado, un acuerdo empresarial de carácter arquitectónico no acaba bien y Sylvia es la encargada de ponerle solución. Para ello, su idea es convencer al famoso y aparentemente fantástico arquitecto del que todo el mundo habla, Jackson Steele. Tiene que conseguir que Jackson acceda a llevar a cabo el proyecto Stark. Sin embargo, existen inconvenientes: Jackson ya ha dicho que no a Damien y aún peor, Sylvia tuvo una relación amorosa con él hace unos años y la cosa no acabó bien. No quiere tener que hacer que acepte, no quiere tener que volver a verlo, pero está en juego su futuro profesional. No se podrá resistir. ¿Qué pasará entre ellos? Lo que os cuento es nada más que el principio, los primeros capítulos. En esos momentos, la historia me tenía muy enganchada y a la expectativa, pero una vez Sylvia y Jackson se reencuentran, la emoción se esfuma y es cuando podría cambiarle los nombres a los protagonistas y sentir que estoy leyendo cualquier otra novela de la autora. No necesariamente es algo malo y negativo, ya que en general ha sido una lectura agradable, pero podría haber sido diferente, mejor, si la autora se hubiese distanciado de X tópicos. Y además ha dejado cabos sueltos a los que no le ha dado solución. ¿Cómo se planteará rematar alguna que otra incógnita?
En conclusión, Di mi nombre apuntaba maneras, sin embargo ha seguido el camino usual, el de seguir ciertos patrones ya muy usados. Con todo y con eso, se trata de una lectura sexy, picante, sencilla, con momentos emotivos y giros inesperados e interesantes. En octubre tendremos el siguiente tomo en papel, titulado En mis brazos. Por lo pronto os puedo decir que en Goodreads sobrepasa en puntuación a Di mi nombre.