Hoy toca post especial en el blog, porque hoy nos dedica unas palabras cariñosas nada más y nada menos que la maravillosa Marisa Sicilia. Nos habla de su última novela, El último baile, publicada por HarperCollins y su sello Top Novel. ¿Queréis conocer curiosidades sobre la historia, saber de qué va? Continuad leyendo 👇 ¡No tiene pérdida!
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Hola a todos, lo primero gracias a Carolina y también a quienes estáis al otro lado. El 15 de marzo llega a las librerías El último baile, mi nueva novela y (si me dejáis que lo diga) la más emocionante y sentida de las que he escrito hasta ahora. ¿Queréis que os presente a los protagonistas y el tiempo en el que vivieron? Pues allá va.
CÓMO EMPIEZA
Viena, 1952. Así comienza tanto la sinopsis como la novela. Lilian acaba de regresar a su ciudad natal tras una larga estancia en los Estados Unidos, tan larga como catorce años. Ha recibido una pequeña herencia con la que ha costeado el viaje y se encuentra en una terraza del Prater, disfrutando del sol de otoño, de la nata espolvoreada de chocolate de su café, de la placidez de la tarde y de los recuerdos. Es entonces cuando una voz llama su atención.
—¿Lili?
El corazón se le paró. No importaba cuántos años hubiesen transcurrido, ni que el tiempo hubiese modificado sutil pero inequívocamente el tono y la cadencia de su voz. Lilian habría reconocido ese acento entre un millón.
—Andreas —musitó volviéndose hacia él.
Inesperadamente, sin planearlo y contra toda esperanza, porque desde que se vieron por última vez ha pasado por medio toda una guerra, tan terrible, cruel y destructiva como lo son todas las guerras. A pesar del tiempo transcurrido no hay la menor sombra de duda. Es él, Andreas, el amor de su vida. Desde que era niña, Lilian se recuerda enamorada de Andreas. Aún no los conocemos, no sabemos nada de ellos, pero desde el primer momento descubrimos hasta qué punto Lili amó a Andreas y se intuye la emoción y el afecto que el encuentro despierta a su vez en él. Es Andreas quien propone que den un paseo por el Prater. Le ofrece el brazo y ese sencillo gesto provoca una carcajada de Lilian.
—¿De qué te ríes? —protestó haciéndose el ofendido.
—De nada. Es solo algo que he recordado.
—Un buen recuerdo, espero.
—Nunca lo adivinarías —dijo a la vez que le cogía del brazo y salían al paseo.
—Entonces dímelo.
—Te reirás de mí.
—Aún mejor.
Era tonto, pero la asociación había sido instantánea. Su sonrisa, su gesto de ofrecimiento, mitad galante, mitad sardónico.
—La noche de mi puesta de largo. En la Ópera.
Y así, del brazo de Andreas y junto con Lili, viajaremos al pasado, a su juventud, a la Viena y el Berlín de los años veinte y treinta.
¿QUÉ NOS VAMOS A ENCONTRAR?
Su historia de amor, una historia complicada y que pasará por muchos momentos distintos. Con altibajos, idas y venidas, paradas y vueltas a empezar, como la noria del Prater.
Estaría muy mal que os contase cómo y cuándo sucederán esos encuentros y desencuentros, así que os diré dónde. Una de las cosas más bonitas de escribir esta novela (aparte de la historia de amor en sí y de que si hay alguien que quiera a Andreas más que Lili, esa soy yo) fue la ambientación. Estaremos presentes en el primer baile de debutantes que se celebró en Viena tras la I Guerra Mundial (imprescindible etiqueta, chicas, vestido blanco para ellas y frac para ellos), pasaremos el verano en la costa norte de Italia, presenciaremos fiestas en las que el champán se desborda en las copas, reposaremos en balnearios y, por supuesto, iremos al cabaret.
Y no es solo un marco, la época será determinante en su relación. Fueron tiempos agitados, no por nada aún los recordamos como los locos años veinte. La mentalidad cambió, las costumbres se relajaron, las ganas de vivir, la euforia, la transgresión, el deseo de experimentar… todo estaba presente en aquellos años vibrantes. Un poco salvajes, en especial si nos referimos a Berlín, que era algo así como la Babilonia de la época. Decadente, oscura y turbia, Berlín albergaba todos los vicios y resultaba tan tentadora como la manzana prohibida.
—¿Y cómo es Berlín? —dijo aceptando el bombón que él le ofreció y que pasó de entre los dedos de Andreas a su boca. Solo que, en lugar de retirarlos, los dejó posados sobre sus labios.
—Es divertido, excéntrico, canalla, fascinante, excesivo, peligroso… Berlín te atrapa. Te engancha y ya no te suelta.
Sus dedos jugaban con su boca mientras hablaba. Restos de chocolate quedaron impregnados en ellos. Andreas los extendió arrastrándolos por el cuello de Lili y después los lamió.
—Creo que me gustaría Berlín —musitó entregada por completo a él.
CÓMO LES AFECTARÁ
De distinta manera. El último baile también trata de eso, de las consecuencias de las decisiones que tomamos, quizá un poco a la ligera, sin pensar que el resto de nuestra vida dependerá de ellas. De lo que estamos dispuestos a hacer por aquellos que amamos. De cómo vemos las cosas de forma distinta a medida que maduramos, del modo en que la vida nos obliga a hacerlo, a veces por las buenas, pero muchas más por las malas. De por qué, frente a los mismos cambios, no reaccionamos por igual.
Al inicio de la novela Lili tiene dieciocho años y Andreas veintiuno, todas sus ilusiones, sus esperanzas y sus aspiraciones intactas. Ella es ingenua y está enamorada, todo lo que desea es a Andreas. Él también se siente atraído por ella, pero no le basta con eso, quiere ser arquitecto, innovar, conocer mundo, hacer grandes cosas. Lilian se siente insegura, pero es más fuerte y determinada de lo que cree. Andreas es brillante, tiene auténtico talento, es atractivo y tan encantador que el mundo se extiende bajo sus pies.
Cuando se encuentren, antes de esa separación que los alejó durante demasiado tiempo, habrán cambiado y el mundo también. Solo una cosa permanecerá invariable, y es que, por complicado que fuera, nunca dejaron de quererse, nunca se olvidaron el uno del otro.
—No quiero que te tomes molestias por mí.
Había sido bueno estar en compañía de Andreas, incluso aunque fuese para hablar de cosas que habría deseado no contarle nunca. Pero ahora ya se iba. De hecho, pronto regresaría a Alemania y ella seguiría sola y a la deriva.
—No es ninguna molestia. ¿No lo harías tú por mí?
Él la miraba otra vez de ese modo y ella tuvo que preguntar.
—¿El qué?
—Si yo estuviese triste, si lo hubiese perdido todo, si te necesitase, ¿no me ayudarías? ¿No me tenderías la mano para evitar que cayese?
Fue como si tomase su corazón y lo apretase entre sus dedos.
—Claro que sí.
—Claro que sí —repitió él abriendo la portezuela del coche—. Volveremos a vernos, Lili, y será pronto. Te lo prometo.
Entonces ¿por qué se separaron?
Buena pregunta, para descubrir la respuesta tendréis que leer El último baile, y luego, si queréis, hablamos. Os espero.
ROMANCE HISTÓRICO //
LEE AQUÍ EL PRIMER CAPÍTULO